CONSERVADORES VERSUS LIBERADORES

Conservadores versus liberadores Imprimir E-Mail
Mientras que los religiosos más radicales echan la culpa a los homosexuales y mundanos de lo que pasó en NY, estos no se han quedado atrás. Ponen a Dios de lado en la interpretación de los hechos y simplemente los interpretan a la luz de los atentados mismos. Fueron cometidos por terroristas fundamentalistas islámicos y fanáticos. Por consiguiente, la culpa se la retribuye al fanatismo cerrado y radical de los religiosos que, en la Edad Media, torturaron y quemaron en la hoguera a millones que no estuvieron de acuerdo con sus creencias religiosas.
Gracias a las fuerzas seculares que triunfaron en la Revolución Francesa, disfrutamos ya por 200 años una libertad de conciencia realmente preciosa para adorar a Dios libremente y sin compulsión, según nuestra fe. También el gobierno Protestante y Republicano de los EE.UU. estableció un principio de libertad que está más en armonía con los evangelios que cualquier otro sistema, haciendo una clara separación entre la Iglesia y el Estado. Sencillamente, nadie debe ser molestado por su fe, ni sus convicciones religiosas tenerse en cuenta para ejercer cualquier cargo público. Dicho en otras palabras, todos son iguales ante la ley.
Pero, ¿tienen los sucesos recientes algo que ver con esta confrontación que ha dividido en tiempos pasados a religiosos y seculares? Efectivamente. Luego de los atentados se encendió un fervor religioso inusitado. Repentinamente, diferentes credos y comunidades religiosas se encontraron juntos para clamar a Dios por misericordia. Por TV comenzaron a aparecer programas con un arte notable, en donde se hace hablar y cantar a las estatuas de los próceres de este país, instando a volver a la religión para evitar los juicios de Dios. Entre esas proclamas se declara sin ambages que la religión y el estado no deben seguir actuando en forma separada.
¿Quién tiene razón? Por un lado, es claro que si los religiosos deciden unirse para que se impongan sus dogmas a nivel estatal, los que encuentren en común entre las comunidades mayoritarias, la intolerancia religiosa vendrá de por sí sola para las minorías que no compartan esos "credos comunes". Por otro lado, ¿queda alguna autoridad moral en la tierra que pueda restringir la inmoralidad y el abuso tan grandes que se dan a nivel global, sin que se legisle sobre las creencias mismas y sus prácticas?
Sí. La Biblia y sólo la Biblia es esa autoridad, esa voz de Dios, que debe seguir llamando a las conciencias para que los hombres y las mujeres vuelvan al Señor. Pero en esta tarea, no deben recurrir al poder estatal, ya que el único poder que podemos y debemos evocar para predicar el evangelio es el de Dios mismo. "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu--dice el Eterno Todopoderoso" (Zac 4:6). "Mi mensaje", declaró también San Pablo, y mi predicación no fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración de poder, para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios" (1 Cor 2:4-5).
Los intentos religiosos por imponer sus dogmas en la esfera civil nos hacen temblar, porque ya se escribieron demasiados siglos de oscurantismo e intolerancia religiosas como para que estemos dispuestos a someternos a otro siglo que termine rotulándose con el mismo estigma. No obstante, la osadía de tantos millones que desprecian la ley de Dios, sin excluir a un porcentaje muy alto de personas que pretenden, al mismo tiempo, representar a Dios, no dejan tampoco de espantarnos. Jesús lo advirtió, entre las señales del fin: "Como fue en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque en los días anteriores al diluvio, la gente comía y bebía, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos. Así también será la venida del Hijo del Hombre" (Mat 24:37-39).
¿Hay necesidad de volver a la ley de Dios para evitar que más castigos divinos caigan sobre el mundo? Sí. Así lo dice la Palabra de Dios. "Vosotros habéis dicho: ’Nuestras rebeliones y pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos. ¿Cómo, pues, viviremos?' Así dice el Señor, el Eterno: ’Vivo yo que no me complazco en la muerte del impío, sino en que se vuelva el impío de su camino, y que viva. ¡Volveos, volveos de vuestros malos caminos! ¿Por qué moriréis, oh casa de Israel?'" (Eze 33:11).
¿Es éste el intento de los líderes religiosos que se unen actualmente para clamar a Dios? ¡Cuidado! "El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable" (Prov 28:9). Para que el poder de Dios se manifieste realmente transformando debidamente la sociedad, se requiere una obediencia y sumisión completas a la ley de Dios. De lo contrario, lo que tanto temen los liberales, esa carencia del verdadero poder de lo Alto buscará suplírsela mediante mandamientos y tradiciones humanas que traerán mayor desgracia a la humanidad.